5 de octubre de 2012

Amor heroico a la Iglesia

Autor: Navegando entre ideas

El padre Henri de Lubac (1896-1991), que llegaría a ser creado cardenal por Juan Pablo II, escribió estas líneas sobre su profundo y sincero amor a la Iglesia:

“Puede suceder que nos desilusionen muchas cosas que formen parte de la contextura humana de la Iglesia. Como también que, sin que tengamos la menor culpa, seamos profundamente incomprendidos en ella.

Y lo que es más, puede darse el caso de que tengamos que padecer persecución en su seno. No es un caso inaudito, aunque hemos de evitar el aplicárnoslo presuntuosamente. Y si el caso se diera, sepamos que lo que más vale es la paciencia y el silencio amoroso.


No tendremos que temer el juicio de los que no alcanzan a ver el corazón y estaremos seguros de que nunca la Iglesia nos da mejor a Jesucristo que en estas ocasiones en que nos brinda la oportunidad de ser configurados a su Pasión.

La prueba será más pesada si no viene de la malicia de algunos hombres, sino de una situación que puede parecer inextricable; porque en este último caso no bastan para sobreponerse a ella el perdón generoso ni el olvido de la propia persona. Considerémonos, sin embargo, dichosos, ante el Padre que lo ve todo en secreto, de participar de esta manera de aquella Veritatis unitas (Unidad de la Verdad) que imploramos para todos el día de Viernes Santo” (Henri de Lubac).

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