31 de octubre de 2012

Miles de europeos descubren sus raíces culturales peregrinando

Autor: Luis Alfonso Orozco

Europa, el “viejo continente”, posee unas raíces cristianas milenarias que muchos nuevos europeos están redescubriendo, con el mismo método de sus antepasados: el peregrinaje a los lugares que modelaron el alma cristiana del continente. Santiago de Compostela, Roma, Canterbury o los santuarios de Lourdes, Fátima y Czestochowa conocen una prometedora primavera.

Las numerosas peregrinaciones y romerías medievales encuentran su reedición hoy con el nombre de “caminatas espirituales”, “ruta de Santiago” o “peregrinación de la fe”. Como sea, el hecho es que movilizan cada vez más a miles de personas que salen del ruido de la ciudad para buscar los lugares del espíritu, descubrir las huellas de Jesús y desempolvar tal vez una fe adormecida. En un fin de semana, las peregrinaciones pueden llegar a movilizar a medio millón de personas por los caminos del espíritu en Europa.

Muchos van solos, otros en familia o en grupo. Con la mochila a las espaldas y las botas de montaña, en bicicleta o en vehículos de motor, unos y otros se lanzan hacia los santuarios en busca de paz interior y de encuentro con Dios.

Recorren unas rutas del espíritu que no son patrimonio exclusivo de los católicos en Italia, España, Portugal o Polonia, sino que el entusiasmo por seguir los pasos de Cristo está movilizando también a los hermanos separados en Europa del Norte.

España y el Camino de Santiago

El número de peregrinos que hacen a pie o en bicicleta el Camino de Santiago, corazón cultural de Europa, se ha cuadruplicado en los últimos veinte años: pasó de unos 2.500 peregrinos en 1986 a más de 183.000 en 2011. A este incremento contribuye, sin duda, el boca a boca, la experiencia personal y el relato de cada peregrino, pero también la difusión mediática: las peregrinaciones se organizan desde los propios santuarios, pero también gracias a las fotos y redes sociales. (Cf. Mar Velasco en ReL, 12 agosto 2012)

Los santuarios de María

La peregrinación a los numerosos santuarios marianos del continente no disminuye, sino todo lo contrario va en continuo aumento y los jóvenes son también protagonistas. Desde hace dos décadas la difusión de las supuestas apariciones de la Virgen de Medjugorje, en Bosnia, logró sumar ese destino a otros hitos marianos de larga tradición católica como Lourdes, en Francia; Fátima, en Portugal; Loreto en Italia; Mariazel, en Austria; o Czestochowa, en Polonia.

Gran Bretaña, no sólo Olimpiadas y megaconciertos de Rock

En Inglaterra, la catedral gótica de Canterbury, escenario del martirio de santo Tomás Beckett, es el principal foco de peregrinación católico, pero le sigue de cerca el santuario anglicano y católico de Nuestra Señora de Walsingham. Cada mes de marzo, los 120 kilómetros que separan la abadía de Melrose, en Escocia, de la de Lindisfarne, en el condado inglés de Northumberland, se pueblan de cientos de fieles de todas las edades que, portando la tradicional cruz celta, rinden homenaje a San Cuthberto, el monje anglosajón protector de la región.

Esta ruta se abrió en 1997, el mismo año en el que se inauguraron los 643 kilómetros del Camino de San Olaf, en Noruega, conocido como la versión nórdica del Camino de Santiago (cf. www.religionenlibertad.com/articulo_envia.asp?idarticulo=24041). San Olaf fue el rey noruego que en el siglo XI contribuyó decisivamente a la cristianización de Escandinavia.

De modo similar, las comunidades protestantes ecuménicas en Taizé o Borgoña, en Francia, atraen cada año a cientos de miles de jóvenes deseosos de hacer una experiencia viva de la fe cristiana de sus padres o abuelos y que miles de ellos están conociendo gracias a las Jornadas Mundiales lanzadas por el beato Juan Pablo II y continuadas magistralmente por el Papa Benedicto XVI. La fe que modeló la faz y la cultura del “viejo continente” sigue viva, contra viento y marea, en los caminos de Europa.

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