25 de octubre de 2013

¡Esos remos no sirven!

Autor: Celso Julio da Silva

“Cuán presto se va el placer, cómo después de acordado da dolor, cómo, a nuestro parecer, cualquier tiempo pasado fue mejor”. Agradezco a Jorge Manrique, poeta del prerrenacimiento español, que me ha cogido del brazo y detenido mi pluma antes que comenzase a exponer escuetas ideas sobre la vida y su sentido profundo.

¡Bien lo ha hecho Jorge! Las coplas que dedicó con pesadumbre a su fallecido padre han sido el gancho para exponerte un pensamiento sencillo y así tratar de comprender qué hacemos en esta tierra y adónde vamos.

Vivir es navegar por el mar desconocido de la vida. ¡Ah, si la vida fuese el “mare nostrum” como era el Mediterráneo para los romanos! Lo llamaban así porque conocían con detalle y continuidad las diversas rutas de navegación que favorecían el intercambio comercial, político y cultural del imperio romano con otros pueblos conquistados, sobre todo con el Norte de África. Sin embargo, la vida no es, en cierto sentido, un Mediterráneo. Manrique entonces nos ofrece dos remos para emprender este viaje que quizás no sean muy seguros.

Primer remo: “¡cuán presto se va el placer!”. ¡Rotunda verdad! ¿Cuánto tiempo durarán tu coche cero, tu ordenador último modelo, tu éxito profesional, tus reconocimientos y diplomas, hasta la fidelidad de tus amigos? ¿Cuántos años vivirás?

Y aquí ya me está atisbando la pluma san Felipe Neri: “¿y después qué?”. ¡Necio!.” ¿De qué te sirve ganarte el mundo entero si pierdes tu alma?”.

Segundo remo: “cualquier tiempo pasado fue mejor”. He aquí la vejez del alma, la insatisfacción de vivir con alegría y realismo el hoy, almas que miran hacia atrás buscando el olorcito de las cebollas de Egipto y se olvidan de que se dirigen a la tierra que mana leche y miel: el cielo. Y cuántos van por esta vida remando con estos dos remos que apunta el poeta.

El primero se traduce en materialismo y el segundo en rechazo de Dios como don y gozo de cada día de nuestra existencia. Con estos dos remos no se puede llegar a puerto seguro. ¡Esos remos no sirven!

Emprendamos cada jornada de nuestra vida agarrados del único timón que no defrauda: Jesucristo. Solamente Él sabe y puede hacernos felices. Él es Camino para nuestros pasos, Verdad para nuestras dudas y Vida para nuestra alma.

No hay comentarios: