16 de octubre de 2013

Rolando Rivi y José Sánchez del Río. Dos fieles amigos de Jesús

Autor: Luis Alfonso Orozco

Dos historias paralelas, dos testimonios de vida conmovedores, dos muchachos mártires de Cristo que recibieron el martirio con apenas catorce años de vida por mostrarse fieles a su vocación de discípulos de Jesús. Ambos han sido ya proclamados beatos por la santa Iglesia.

Se trata de dos chicos normales y corrientes que vivieron en países y situaciones diversas, pero que tienen muchas cosas en común: ante todo la edad, 14 años, cuando el muchacho ha dejado apenas de ser niño para comenzar a soñar con grandes ideales. Además, José y Rolando tenían un grande y profundo amor por Jesús que les venía de la fe de sus familias; un amor y fe en Él que los hizo intrépidos y valientes para dar la vida como mártires antes que traicionarlo.

Más cosas en común: vivieron situaciones históricas dramáticas que les tocó en suerte sin haberlas ellos escogido. José creció en México durante los años de la persecución violenta contra la Iglesia, las décadas 20 y 30 del pasado siglo, culminada con la guerra de los cristeros en defensa de la fe. Rolando, por su parte, vivió la tragedia de la Segunda Guerra Mundial en Italia, en su región natal que fue conocida como el “triángulo rojo” (la región de Regio Emilia), donde los partisanos comunistas asesinaron a multitud de sacerdotes y de católicos. En cierto modo, Rolando es su víctima más excelente por el hecho de tratarse de un joven seminarista de sólo 14 años.

Rolando: “demasiado joven para tener enemigos”

El martirio de Rolando Rivi, seminarista de San Valentino di Castellarano (provincia de Regio Emilia), quien prefirió morir para “honrar y defender su identidad de seminarista”, es una de las páginas más dolorosas de la guerra en Italia, a pocas semanas del final del segundo conflicto mundial mientras los nazis iban en retirada hacia el norte de la península. Su bárbaro asesinato por parte de los partisanos comunistas en la zona del Apenino central ocurrió sin ningún motivo ni causa. Lo mataron por odio a la fe, por el mero hecho de tratarse de un seminarista y así “ahorrarse un cura menos en el futuro”.

En la ciudad de Módena se celebró el pasado 5 de octubre la Misa con rito de beatificación por aquel muchacho que era “demasiado joven para tener enemigos”, como lo definió emocionado el cardenal Ángelo Amato, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos. A la ceremonia asistieron más de siete mil personas y, entre ellas, se encontraban también los hermanos del beato, Guido (86 años) y su hermana Rosanna (llamada Ana, de 74 años), quienes asistieron conmovidos a la beatificación de su familiar.

El Papa Francisco pronunció unas bellas palabras, tomando ocasión de la beatificación de Rolando:

Queridos hermanos y hermanas: Ayer, en Módena, fue proclamado beato Rolando Rivi, un seminarista de esa tierra, Emilia, asesinado en 1945, cuando tenía 14 años, por odio a su fe, culpable sólo de llevar la sotana en ese período de violencia desencadenada contra el clero, que levantaba la voz para condenar en nombre de Dios las masacres de la inmediata posguerra. Pero la fe en Jesús vence el espíritu del mundo. Demos gracias a Dios por este joven mártir, heroico testigo del Evangelio. Muchos jóvenes de 14 años tienen hoy ante sus ojos este ejemplo: un joven valiente, que sabía dónde debía ir, conocía el amor de Jesús en su corazón y dio la vida por Él. ¡Un hermoso ejemplo para los jóvenes! (Papa Francisco, Roma 6 de octubre 2013, durante el ángelus).
  
José murió gritando “¡Viva Cristo Rey!”

Veinte años antes del martirio de Rolando, al otro lado del Atlántico en México, un muchacho también de 14 años moría como mártir por confesar su amor a Jesucristo. Era el mes de febrero de 1928 durante la cruel persecución decretada por el gobierno masón contra los católicos mexicanos y José, que con apenas 13 años se había integrado con un grupo de defensores de la fe, los llamados cristeros, aún no tenía la edad para portar el fusil pero ayudaba como podía a los cristeros de su zona natal en el occidente de Michoacán. Poco después de haber cumplido los 14 años José cayó prisionero junto con un grupo de cristeros y murió martirizado en su natal Sahuayo por no renegar su fe en Cristo. Murió dando un ejemplo enorme de valentía y con el grito de los mártires mexicanos, ¡Viva Cristo Rey!

El secreto de José

José tenía un “secreto” y consistía en que el día de su primera comunión, cuanto contaba sólo 9 años de edad, le había prometido solemnemente a Jesús que sería su amigo y que le permanecería fiel siempre y en toda circunstancia. José obviamente no imaginaba que pocos años después iba a concluir su existencia terrena, pero Dios le había tomado la palabra concediéndole el don y la vocación al martirio. José Sánchez del Río fue beatificado el 20 de noviembre de 2005 en Guadalajara, México, junto con otros 12 mártires sacerdotes y laicos de aquella persecución contra la Iglesia en México. Forman un grupo excelente de mártires de Cristo Rey y de Santa María de Guadalupe.

Rolando y José, dos fieles amigos de Jesús

México e Italia son dos naciones católicas, con historias y culturas diferentes, pero que por la fe y el amor a Cristo y a la Virgen María poseen muchas cosas en común. Ahora también les une este hecho de contar con dos muchachos de la misma edad mártires y beatos. José y Rolando no se conocieron en la tierra, pero tomaron muy en serio su vocación cristiana recibida a partir de las aguas del bautismo, y que creció y se fortaleció en la familia.

En el cielo se encuentran juntos para toda la eternidad, con todos los santos y ángeles de Dios, mientras que aquí en la tierra nos dejan un ejemplo luminoso de vida para todos los creyentes que desean ser fieles a Cristo y que deben remar contra corriente de las tendencias antievangélicas que propone el mundo. Jesús ha sido el grande Tesoro que ambos muchachos cultivaron; su Amistad fue su mayor bendición y por lo mismo dejan un hermoso testimonio de vida y de valentía en especial para los jóvenes de hoy.

P. Luis Alfonso Orozco, LC
Roma, octubre de 2013

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El autor del artículo, docente en el ateneo pontificio Regina Apostolorum de Roma, es experto en el tema de los mártires mexicanos. Para más información sobre otros mártires mexicanos se pueden consultar sus libros: El martirio en México durante la persecución religiosa, ed. Porrúa, México 2006 y Héroes sin Gloria (cfr. www.librosenred.com)

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