16 de septiembre de 2024

“Se lo ganó a pulso”

Autor: Fernando Pascual

Juan dio un codazo a Pedro. Luego movió su cuaderno para que el bolígrafo manchase la página. Después le quitó de las manos el libro de física.

Cuando Pedro fue a quejarse al profesor, éste le dijo en voz alta a Juan que no molestase más. Pedro volvió a su lugar, y encontró un chicle en su asiento. La última maniobra de Juan fue disparar, con el bolígrafo, granos de arroz contra la cara de Pedro.

Pedro explotó. Dio un puñetazo en plena cara a Juan, a quien tuvieron que llevar a la enfermería para controlar la hemorragia de la nariz. Mientras, Pedro fue llevado al despacho del director para ser expulsado durante tres días.

9 de septiembre de 2024

Modernidad que muere

Autor: Fernando Pascual

El tiempo no perdona. Los hombres nacen, viven, mueren. Las ideas fluyen, mantienen su “energía” mientras son pensadas, defendidas o atacadas. Al final, una tumba virtual acaba con millones de reflexiones y propuestas.

Es cierto que un libro conserva, a lo largo del tiempo, unas letras, unas palabras, unas ideas. Pero una página de libro está muerta si nadie la lee, si ninguna mente reflexiona sobre ella.

La modernidad (¿qué fue, qué es, qué será?), como todo movimiento de ideas, también está destinada a la muerte. Porque algún día no habrá hombres sobre la tierra. Porque ya ahora miles de tertulias, discusiones y frases ingeniosas de otros tiempos han quedado borradas por la marea del olvido.

2 de septiembre de 2024

Para no chantajear a Dios

Autor: Fernando Pascual

Una persona reza por la curación de su hijo. Pasan los días. La enfermedad avanza. Al final, el desenlace tan temido: muere el hijo. ¿Para qué sirvieron tantas oraciones?

La lista de ejemplos puede ser enorme. Rezamos para que llueva o para que haga sol, para que termine la guerra o para encontrar trabajo, para superar esa pelea por la herencia o para que un gobernante se convierta y busque la justicia en su pueblo.

Si no sucede eso por lo que rezamos, surge en muchos un sentimiento de desengaño. No faltan quienes llegan a enfadarse con Dios, o incluso a chantajearle.

Es entonces cuando hay personas que dejan de rezar, o de ir a misa, o de leer el Evangelio. Incluso en algunos lugares, la gente suprime la procesión del santo patrono, como “castigo” porque no se ha logrado este año una buena cosecha.