1 de marzo de 2013

Por qué los Scouts no deben ceder en sus principios formativos

Autor: Luis Alfonso Orozco

Según reporta la agencia Efe el 29/01/13, “La organización Boy Scouts de Estados Unidos considera eliminar su veto tradicional a la incorporación de jóvenes o a la presencia de jefes de patrulla que sean homosexuales”. Varios medios se apresuraron a ventilar este rumor aduciendo que  “A las protestas de quienes abogan por la igualdad de derechos de los homosexuales se sumaron en meses recientes las advertencias de empresas patrocinadoras de las actividades de los Scouts, y hasta el presidente de EE.UU., Barack Obama, declaró su oposición a la prohibición”.

Desde hace más de un año varios grupos de poder tienen bajo la mira a los Scouts of America, con el firme propósito de golpear uno de los bastiones formativos de la juventud. La presión mediática, económica y también política (si fuera verdad que el mismo Obama intervino) es evidente sobre los actuales dirigentes de la benemérita institución. Pero si ellos son buenos scouts, no deben ceder sino mantenerse firmes.

Los Scouts y sus principios. La mente del fundador

El general inglés Robert Baden-Powell (B-P) fundó la asociación Scout, a inicios del siglo XX en Inglaterra, como un medio estupendo para colaborar en la formación del carácter de los jóvenes, dirigiendo para ello las fuerzas y energías juveniles hacia el bien (la exploración, el escultismo, los juegos al aire libre, la asociación en patrullas), en lugar que hacia el mal; la guerra por ejemplo, de la que él regresó horrorizado después de sus años como militar en la India y en Sudáfrica.

B-P supo muy bien canalizar la generosidad y fuerte idealismo hacia el bien del joven, de cualquier raza, religión y cultura, porque su método formativo se basa en un experto conocimiento de la naturaleza humana. El fin es formar el carácter del joven y así preparar los futuros ciudadanos, hombres y mujeres de provecho para la sociedad.

Dios – patria – hogar son los tres pilares que sostienen la formación del carácter, basado en los principios de la razón y la religión, y en la fidelidad a la palabra dada por el joven al incorporarse al movimiento scout (cuando el chico o la chica hacen su “promesa” scout de modo solemne).

Formación del carácter

B-P sabía bien que los adolescentes no temen la exigencia -bien motivada eso sí-, ni a la disciplina, porque son nobles y generosos cuando hay un elevado ideal que los inspira: “vence el mal con el bien”. ¡Estar siempre listos (ever ready), para cumplir el deber! Por eso era bien consciente de la necesidad de contar con jefes bien preparados, los guías de patrulla, que funjan algo así como hermanos mayores, como ejemplos a seguir por los más jóvenes.

Muchachos y muchachas (porque la formación durante la adolescencia es separada) de carácter forjado, de sólida identidad y madurez afectiva, que precisamente no fueran un obstáculo para sí y para los jóvenes formandos en la desviación del carácter y de la madurez afectiva, tan esenciales en esos años de la vida de la persona. Este es el verdadero derecho de todos los jóvenes a crecer sanos en cuerpo y alma, y no el falso derecho que desean imponerles los grupos ideológicos.

Después de su fundación en Gran Bretaña, el movimiento scout pasó enseguida a los Estados Unidos donde por afinidad de idioma y cultura creció rápidamente. Con 2,7 millones de niños y adolescentes y más de 1 millón de voluntarios, Boy Scouts of America es al presente una de las mayores organizaciones juveniles de Estados Unidos. Desde su fundación en 1910 más de 110 millones de jóvenes han sido miembros de esta asociación. Entre las diez mayores organizaciones acreditadas por Boy Scouts of America se cuentan instituciones religiosas como la Iglesia Católica, los mormones y algunas denominaciones protestantes.

Se intensifica la presión: los Scouts en la mira

El pasado 2012 ha sido crucial para la benemérita organización. La presión contra ellos se ha intensificado, poniendo a prueba el temple de sus actuales dirigentes. Así, después de discutirlo al interno, los Scouts ratificaron su política que prohibía la presencia de homosexuales. Las reacciones no se hicieron esperar. Empresas como UPS o la farmacéutica Merck, entre otras firmas, retiraron su financiación de la organización de Scouts “debido a la exclusión de los homosexuales”. Todo esto con gran aparato mediático y apuntando a los jefes de la organización como casi delincuentes.

El siguiente paso consistió en buscar o fabricar ad hoc un caso, para ventilarlo a todos los vientos con el fin de ejercer presión pública. Se habla del caso en repetidos titulares de prensa y se toma como emblema en la lucha que pretenden: abrir las puertas a los homosexuales, por ideología pero para nada teniendo en cuenta los derechos de los scouts y su formación en base a los principios elementales de antropología.

El hecho de que una jefe de patrulla en Ohio fuera destituido porque es homosexual, hizo que el mismo presidente de la telefónica ATT, Randal Stephenson, y el presidente de la firma de auditorías y contabilidad Ernest and Young, James Turley, indicaron que harían esfuerzos para derogar el veto. La presión económica y la opinión pública son dos de sus armas.

Se trata de mantener un método formativo eficaz, no ceder ante la presión del momento

Si los actuales dirigentes scouts en los Estados Unidos, o de cualquier país, cedieran ahora bajo la fuerte presión a que están sometidos por grupos de poder mediático e ideológico para admitir homosexuales entre los guías y jefes de patrullas, no sólo cometerían un grave error. Se harían responsables de la desviación del espíritu más genuino del movimiento scout, que ha buscado durante décadas el bien de la sociedad y de las personas, precisamente por el hecho de seguir los principios perennes de la antropología y no las modas o presiones del momento, tan fluctuantes y cambiantes como los sentimientos y emociones de un carácter inmaduro.

Por fidelidad a la memoria de B-P y por el bien de los muchachos, deben mantenerse firmes al espíritu y principios del Escultismo.

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