13 de septiembre de 2013

Jaque mate

Autor: Daniel Carter

Hace algunos días tuve la oportunidad de jugar ajedrez, y como siempre aprendí una buena lección.

Mi reina estaba en posición para el ataque final. Sólo faltaba un movimiento del alfil para taparle al rey la avenida de escape. Sin embargo, noté una cosa inquietante: una vía estaba abierta a la reina de mi adversario para ponerme en jaque.

Calculé las opciones. Cerca de mi rey había una sola pieza enemiga, un caballo. El peligro parecía despreciable, y asumí el riesgo. Tenía la victoria ya en manos. Dejé a mi rey en peligro y moví mi alfil. En dos golpes mi táctica fue destrozada y mi rey en jaque mate.
 

Después de la derrota me puse a pensar. ¿Dónde estuvo el error? Era bastante claro. Me expuse al peligro por confiar demasiado en mí mismo. Había despreciado el riesgo, y me resultó fatal.

Algo semejante puede suceder en la vida espiritual. Hay una meta, la vida eterna con Cristo. También hay un enemigo y peligros que deben ser evitados. La vida del hombre sobre la tierra es una lucha. Un link nos puede llevar a cosas que jamás podríamos haber imaginado. La  tentación siempre nos acompaña, y tenemos que estar atentos.

¿Cómo se logra? Jesucristo nos contesta: “Vigilen y oren para que no caigan en la tentación”. La oración nos renueva las fuerzas para seguir luchando cada día. ¿Por qué? Porque nos mete en contacto con el Padre, a quien pedimos innumerables veces, “no nos dejes caer en tentación, y líbranos del mal”.

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