16 de mayo de 2012

Sobre el “Sólo para adultos”



Autor: Camilo J. Londoño

“Es para mayores de 18 años”, “puede incluir contenido sólo apto para adultos”, “auditorio exclusivo para mayores de edad”…  Son los avisos que algunas veces nos advierten sobre el material que contiene el sitio (bien sea de internet, televisión o físico) al que se está por acceder.


Pero el problema no está en si estas advertencias ayudan o no. La verdadera pregunta es ¿qué tengo yo al alcanzar la mayoría de edad que un día antes no tenía?

 A veces pensamos que el hecho de ser mayor de edad me permite actuar de forma distinta a cuando no lo era, pero en realidad con la mayoría de edad sólo obtenemos una mayor responsabilidad de nuestros actos. Si el licor, el tabaco, la pornografía… están prohibidos para los menores es en definitiva porque representan un peligro para quien los consume, no se necesita un coeficiente intelectual muy alto para deducirlo. Entonces, ¿por qué un adulto puede consumir esto que de una u otra forma va a hacerle daño?


Ciertamente tendríamos que analizar cada producto en particular. No podemos poner al mismo nivel productos como el licor y la pornografía. Del primero se permite un consumo en justa medida, mientras el segundo implica un mal en sí mismo para el cual no habría excepciones.  A juzgar por la forma de comportarnos, en líneas generales, parece que somos conscientes del mal que estos productos nos traen, y queremos proteger a nuestros hijos, pero no tenemos el valor para dejar de consumirlos. Por un lado parece una actitud loable, “¡tenemos que proteger a los niños!”, pero por el otro muestra una falta de coherencia.


Hay que tener en cuenta que los hijos ordinariamente toman como modelos a seguir a aquellos adultos que les rodean. De nada sirve que les dictemos una serie de prohibiciones que luego van a ver rotas por nosotros mismos. Nuestra primera forma de educar será siempre con el ejemplo.   

No hay comentarios: