4 de mayo de 2012

Soul Surfer: Fe, deporte y valores en las grandes pantallas



Autor:Leonardo José Lima

Parece que Hollywood comienza a interesarse cada vez más por un cine con valores. En la última semana de marzo de 2011, se realizó la fiesta inaugural de  “Holy wood”, una escuela profesional de intérpretes, con el claro, y no poco pretencioso, objetivo, de cambiar la forma de entender el cine desde el punto de vista de los actores. Según Max Espinosa, director de la escuela “Holy wood” -que literalmente significa bosque santo,  un juego de palabras con el nombre de Hollywood, que se traduciría como bosque de acebos- viene a abrir “una nueva era en la industria del entretenimiento, en la cual los actores no sólo movilicen a la audiencia con buenas interpretaciones, sino que también la inspiren a través de su integridad moral, intelectual y espiritual” (Religión en libertad de 3 de abril. Enlace).

 Toda  la filosofía de trabajo de “Holy wood” está fundamentada  en la teología del cuerpo de Juan Pablo II. A parte de esto, la misma publicidad y presentación de la institución se inspira en el testimonio del Papa polaco.

 Los que piensan que la idea es noble pero poco atractiva se engañan, ya que las instalaciones de “Holy wood” se encuentran, nada más y nada menos que en los terrenos de la Sony Pictures, es decir, en los entornos mismos de la Meca del cine mundial, lo que ofrece a los alumnos la posibilidad real de contratos por parte de las grandes compañías, al terminar su aprendizaje. (enlace a la página web de Holy Wood )

Además del “Bosque Santo”, una nueva iniciativa cinematográfica ha llamado la atención de la crítica y de los aficionados del buen cine, en la primera semana de abril de 2011. Se trata del lanzamiento de “Soul Surfer”, película basada en la autobiografía de la surfeadora hawaiana Bethany Hamilton, tercer puesto en el mundial de surf de 2008, que perdió su brazo izquierdo en un ataque de tiburón en el 2003, cuando sólo contaba con 13 años.

El 31 de octubre de 2003, Bethany estaba descansando sobre su tabla en alta mar, cuando un tiburón tigre de cinco metros la atacó inesperadamente. La surfeadora luchó hasta lograr escapar del terrible animal, pero éste acabó desgajándole el brazo izquierdo casi a la altura del hombro. A partir de ahí, comenzó su rápido e increíble proceso de recuperación, sólo menoscabado por algunos errores médicos que, a pesar de la carga de sufrimiento extra, jamás perturbaron el ánimo y el ahínco de la joven.

Tan diligente fue la recuperación de Bethany y tan fuerte fue su amor al deporte sobre la tabla, que el 10 de enero de 2004, poco más de dos meses después de lo ocurrido, ya estaba no sólo surfeando, sino competiendo en un torneo del circuito mayor, donde, de hecho, logró el quinto puesto.

El ascenso de Hamilton después del terrorífico episodio con el tiburón es verdaderamente impresionante. Si los títulos ya eran numerosos antes de la tragedia, después del trance casi fatal, se multiplicaran portentosamente. Utilizando una tabla especial que le facilitaba nadar con un solo brazo, Bethany ganó el campeonato nacional de surf de los EEUU en 2005. En 2007 entró en el circuito mundial profesional, conquistando el tercer puesto en el ranking general de 2008, frente a las mejores competidoras del planeta.

Después de su prodigiosa rehabilitación y del resultado que tuvo en las olas, Bethany recibió diversas propuestas para que se hiciera una película basada en su vida. Muchos fueron los intentos o los anuncios fallidos, hasta que en febrero de 2010 comenzaron las grabaciones del montaje ("To the power of one", "Surfer Girl Makes Comeback After Shark Attack","Shark girl surfer hits the waves","Milestones: Bethany Hamilton" , "Splashy finish for 'SoulSurfer'"). En este medio tiempo la joven Hamilton escribió su autobiografía (“Soul surfer: A true history of faith, family, and fighting to get back on the board” ), donde describe toda la experiencia interior del incidente. Desde la base del libro y con el añadido de entrevistas a sus familiares y amigos, surge la película, estrenada el 8 de abril de 2011 en 2000 salas de proyección de EEUU y Canadá.

El reparto dirigido por Sean McNamara, incluye la joven actriz Anna Sophia Robb en el papel de Bethany; Dennis Quaid y Hellen Hunt como los padres de la surfer; y la cantante country Carrie Underwood, como líder de un grupo cristiano y amiga de la protagonista.

La película ha costado cerca de 20 millones de dólares y se debe, en gran parte, según los últimos datos apurados, a la iniciativa de diversos grupos cristianos que animaron a la producción de la Sony Pictures a llevar a cabo el proyecto.

De hecho, una característica propia de Bethany y, en general, de los Hamilton, es su profundo sentido religioso. Prueba de esto es la definición dada por el productor de la película, David Brookwell, a la autobiografía de la joven: “Una narración sincera, destinada a los lectores cristianos” (Enlace). Por tal motivo, MacNamara y Brookwell, hicieron diversas entrevistas y el análisis del ambiente de la protagonista, para moldear su aspecto y contexto social propios, para producir el film de modo adecuado. 

De acuerdo a noticias referentes a la vida personal de Bethany, “ella siempre ha confesado que fue su fe en Jesucristo la que le hizo soportar el sufrimiento desde el primer momento, para hacer posible que salvara la vida y, sobre todo, para superar el trauma, hasta el extremo de volver a surfear un mes después de la tragedia” (Religión en libertad de 3 de abril. Enlace). Además de esto se dice que “posteriormente al incidente, se dedicó a predicar a Jesús en el mundo que tan bien conocía, de los aficionados de la tabla y de las olas” (Religión en libertad de 3 de abril. Enlace).

Pero precisamente el tema religioso en Soul Surfer, fue lo que causó las mayores controversias en la producción de la película. Los guionistas decidieron quitar dos pasajes en los que la religiosidad quedaba patente al público. La primera era la parte en la que el padre de Bethany, Tony Hamilton, lee la Biblia junto al lecho de la hija convaleciente. Los productores removieron gráficamente el título “Biblia Sagrada” de la tapa del volumen leído por Tom. La otra escena vetada era un discurso  en el que Carrie Underwood, interpretando a Sarah Hill, cita abiertamente y con referencias explícitas diversos textos de las Escrituras.

En la presentación previa de la película a los Hamilton y sus allegados, Tom Hamilton declaró que David Zelon, ejecutivo de Mandalay Pictures, le intentó convencer para que se redujera el contenido cristiano de la cinta. La Familia de Bethany se negó a aceptar tal condición y las referencias cristianas volvieron a inserirse en la trama. (US Today de 19 de agosto de 2010.Enlace)

Según el “The Hollywood Reporter”, este es un claro ejemplo de cómo Hollywood puede acercarse a los creyentes sin perder la audiencia secular. El ejemplo presentado por el informativo fue el de “The Blinde Side” (Un sueño posible), película que logró atraer tanto al público religioso, como al profano, logrando la considerable suma de 260 millones de dólares sólo en EEUU y Canadá (Hollywood Reporter del 16 de ferbrero de 2011. Enlace).

¿Por qué la fe o los valores no serían atractivos, o conformes a una sociedad que se jacta de ser pluralista y tolerante? ¿Será que nuestra sociedad realmente ofrece la libertad de expresión a todos, o solamente a aquellos que siguen los prejuicios dominantes sin desentonar?

Esperemos que este verano sea una nueva oportunidad para que tantos y tan espléndidos modelos de vida, como el de Bethany Hamilton, puedan salir de los “bosques sagrados” o de las “olas benditas”, para llegar, a través de las pantallas, al corazón y a la conciencia de los hombres de todo el mundo.

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