28 de noviembre de 2012

Misterio de la fe

Autor:  Javier Castellanos

¿Qué sería de nuestra vida sin la luz? No podríamos vivir ni movernos. Gracias a la luz del sol somos capaces de caminar sin tropiezos ni temores. Es por la luz que podemos reconocer a nuestro interlocutor cuando dialogamos.

Para nuestras almas, esa luz es la fe. ¿Dónde encontrar aquello que tanto anhelamos? ¿Hacia dónde dirigimos nuestra esperanza, nuestro esfuerzo, nuestras alegrías, nuestras penas? El que tiene fe, tiene la respuesta. La fe ilumina el camino que debe seguir.

Siguiendo el camino de la fe, nos encontramos dentro de una pequeña y oscura capilla, frente al sagrario. Cada uno de los creyentes tiene en sus manos la antorcha que alumbra aquel sitio. Entonces, se llena de luz también aquel misterio tan admirable de la Eucaristía.

Para el que cree, el pan guardado en el tabernáculo no es pan. Enfocando bien la luz, puede reconocer a Dios mismo, oculto en lo que parece un alimento común. Por eso, el cristiano vive con la alegría de que no va solo por esta vida. Hay Alguien que lo acompaña y que le da la fuerza para ser luz en este mundo.

Ejercitemos nuestra fe en este gran misterio de la Eucaristía y pidámosle a Jesucristo, ahí presente, la gracia de una mayor fe, para poder vivir con una luz y claridad cada vez mayor.

No hay comentarios: