29 de mayo de 2013

El arte y el hombre


Autor: José Luis Cordero 

Todo ser humano tiene la necesidad de expresarse y sacar lo que lleva dentro. Si en algún momento se guardara al menos un poco de lo que su mente y su corazón pueden producir, seguramente saltaría en pedazos. Por eso, el hombre se comunica, habla, grita, canta; se expresa de las formas más variadas que su imaginación pueda figurarse.


Cuando la expresión del hombre va acompañada de un cierto toque agradable -un no sé qué que gusta- y cuando va de la mano de la sensibilidad, se habla de belleza. Y cuando la expresión es bella, se dice que hay arte.

Así, el arte no es muy difícil de encontrar, ya que es parte de la realidad humana, y sale a fulgurar su belleza a los propios sentidos del hombre. Esto no es algo de los tiempos presentes, sino que ya desde los albores de la existencia del hombre, coexistía con él el arte.

‘Donde hay hombre, hay música’, solía decir mi profesor de historia de la música en el seminario. Aunque estoy indiscutiblemente de acuerdo con ésta afirmación, debo decir que, a mi parecer, se quedaba un poco corto. ‘Donde hay hombre, hay arte’. El hombre expresa su ser en los actos.

Con todo lo dicho, pueden surgir las preguntas: ¿de dónde le viene al hombre esa capacidad y necesidad de hacer arte? ¿Por qué busca en todo momento comunicarse? ¿De dónde le nace ese genio creativo?

Precisamente el lado creativo del hombre le viene del Creador. Siendo el hombre creado a imagen y semejanza de Dios, busca, casi instintivamente, crear -con minúscula- lo que pueda.

El capacidad para arte es, en definitiva, una hermosa huella que Dios ha podido dejar de sí mismo en el hombre, pues el artista  crea a imagen del Dios Creador. 

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