7 de junio de 2013

Tú eres la respuesta

Autor: Celso Julio da Silva

La juventud siempre ha jugado un papel importante dentro de la Iglesia. Vislumbra por ser luz que ilumina los senderos oscuros por los que atraviesa la Iglesia peregrina en esta tierra, por ser fuerza y vitalidad cuando los males la acosan, por ser dinamismo y entusiasmo en los tragos amargos de su historia y su realidad de Iglesia santa y pecadora que no se cansa de caminar hacia la patria celestial.

Todo ello lo percibimos en todos los momentos de la historia. Hay algo que nos sorprende en cada audiencia del Papa Francisco en la plaza de San Pedro. Es palpable el grito, la sonrisa, los ademanes, los aplausos de jóvenes que se suben por las fuentes que flanquean la plaza, que con una mirada atenta escuchan con los oídos del alma las palabras del Pastor que huele a oveja. Los signos de los tiempos nos preanuncian que es la hora de los jóvenes, ellos están encontrando su espacio en la Iglesia y eso es hermoso y afecta positivamente al mundo entero.

Boletos comprados, los hoteles cariocas están seguramente abarrotados. La expectativa es enorme porque en poco tiempo Brasil rebosará con la alegría y la fe de jóvenes de los cinco continentes.

Los que participaron de la JMJ en Madrid saben que un evento de tal envergadura y repercusión mundial es muy intenso. Son momentos de Pentecostés actualizado en los que el Espíritu Santo se ve “forzado” a ensanchar sus pulmones para soplar fuertemente en los jóvenes corazones congregados.

La JMJ 2013 en Brasil, dentro del marco del Año de la Fe, con la querida presencia del Papa Francisco, seguramente será una JMJ distinta de las pasadas y a los jóvenes que van a participar les quiero compartir una reflexión que les cale en el alma, pues son perlas preciosas en la riqueza de la Iglesia.

La JMJ será ciertamente espectacular porque cada uno sabe que juega un papel decisivo dentro de la barca de Pedro. Pero, ¿qué planes tienes para después de la JMJ? Juntarás tus cosas, empacarás tus maletas, te montarás en el avión, volverás a tu país, a tu casa, a tu ambiente universitario, a tu trabajo y recomenzarás el camino rutinero de tu vida… ¿Y después qué?

Eres importante en la Iglesia, agraciado y querido por Dios. En el fervorín de la JMJ saltarás, bailarás, cantarás. Tus gritos de gozo se oirán y harán eco por todo el mundo. Aplaudirás, sentirás que el corazón se te ensanchará porque estarás en familia, quizás dormirás al aire libre, te llegarán el sueño y el cansancio, no podrás evitar las ojeras, hablarás con otros jóvenes de tu edad, de otros países y continentes, de otros culturas y pensamientos, caerás en la cuenta de que la Iglesia es el abrazo largo y tendido de Cristo Buen Pastor, que acoge en su corazón a todos los hombres de buena voluntad.

Otra vez recalco la idea: ¿qué harás después? No tengas miedo, te voy a echar una mano porque deseo que tengas vida y Vida en abundancia.

Tu boleto de ida es una moción del Espíritu Santo que dice: “¿Qué papel juego yo, joven, en la Iglesia?”. La gran responsabilidad que te toca es contestar a tu boleto de vuelta que también posee una pregunta comprometedora: “¿Qué papel juega la Iglesia en mi vida?”.

Hemos dado en el blanco, pues yo que quería ayudarte no tengo ninguna respuesta, simplemente porque sólo tú eres la respuesta. ¿Qué harás por las parroquias que andan vacías y apagadas? La respuesta eres tú. ¿Qué aportarás a tus amigos, a tus vecinos, a los que te necesitan en los hospitales, en las cárceles, en la gente menuda de la calle? La respuesta eres tú. Los abortos, que son el pan de cada de día de una sociedad ciega ante la belleza de la vida, ¿encontrarán en ti una respuesta?

Existen personas lejos de la confesión, de la Eucaristía. ¿Qué piensas hacer? Tú eres la respuesta. ¿Puedes ayudar a tu párroco en algo, puedes ser sal y luz en tu parroquia? ¿No estará el Señor a tu puerta llamándote al sacerdocio, a la vida religiosa, al monasterio? Tú eres la respuesta.

Jamás se debe difuminar de nuestro corazón aquel mandato del Maestro: “Id por el mundo entero y predicad el Evangelio a toda creatura”. Así que cuando estés subiendo al avión de regreso, recuerda que tu boleto de vuelta te compromete muchísimo, quizás para toda la vida, y solamente tú eres la respuesta.

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