Hace muchos años, sacerdotes, religiosos y laicos gritaban en nuestras plazas mensajes de salvación, invitaciones al arrepentimiento o simplemente alabanzas a Dios. Viajaban continuamente de un lugar a otro con el fin de llegar al mayor número de personas posibles.
Nuestra sociedad actual es muy diferente a la de cincuenta años atrás. Si un cura saliese a gritar en las calles, nos avergonzaríamos, y sin duda creeríamos que ese hombre está loco.
Actualmente los predicadores tienen muchas dificultades. Sin embargo, para el que tiene algo de audacia y mucho amor por las almas, es una maravilla eso que se cree una dificultad. “Todo coopera para el bien de los que aman a Dios” (Rm 8,28).
Internet, Facebook, Twitter, móviles, ordenadores, radio, televisión, prensa… ¡Qué maravilla! Se puede llegar al rincón más desconocido de la tierra y a la gran urbe en segundos. No hay que gritar, pues ahora una imagen lo dice todo, o un texto, o una simple conversación vía satelital.
Hoy podemos hablar de Cristo en China, España, Estados Unidos, Madagascar y Australia al mismo tiempo y sin estar allí en cuerpo presente, sin movernos de nuestras casas. “Confiad, yo he vencido al mundo.”
“Todo coopera para el bien de los que aman a Dios.” ¿Es imposible Evangelizar hoy?
No hay comentarios:
Publicar un comentario