30 de diciembre de 2013

Bélgica: licencia para matar a los más débiles

Autor: Luis Alfonso Orozco

El senado belga no dejó terminar el año sin aprobar antes, por vía “democrática”, la extensión de la práctica de la eutanasia para los menores de edad. Con este acto se asiste con asombro al auto-suicidio público de una nación que otrora fuera modelo de valores cristianos. Vitrina de una Europa que envejece a pasos agigantados, que juega a los burócratas instalados en Bruselas con dispendio de sumas enormes, Bélgica está renunciando a construirse el futuro y por ende elimina a los seres más débiles y desprotegidos: los niños y los ancianos. Mientras sigue en curso la lenta invasión demográfica procedente de África y de Asia.

Hace unos años Benedicto XVI denunciaba ese extraño “odio” de Europa consigo misma y su falta de esperanza, que la lleva al auto-suicidio por canales que se dicen democráticos, porque la aprobación y aplicación del aborto y la eutanasia es el revestimiento legal de prácticas bárbaras e irracionales. La eutanasia en Europa está legalizada en Luxemburgo, Suiza, Bélgica y Holanda, donde el número de solicitudes de eutanasia y suicidio asistido aumentó un 13% el 2012.


Retorno a la barbarie

Un retorno a la barbarie pero esta vez de modo aséptico y políticamente correcto, donde los nuevos bárbaros no aparecen con hachas guerreras ni con cascos vikingos para aterrorizar a las poblaciones. No hace falta. Bruselas dicta leyes que permiten eliminar lentamente a la población, ya que de esta manera no son necesarias las guerras entre naciones ni el resurgir de totalitarismos como el nazismo y el comunismo, que provocaron millones de víctimas. La reforma, que ha sido promovida por los socialistas belgas y apoyada por varios grupos políticos, con excepción del partido flamenco Vlaams Belang y los democristianos, adquiere una gran importancia debido a que se convertirá en la más permisiva del mundo. Son los socialistas europeos quienes más apoyan la lenta eliminación de sus poblaciones por vías que se dicen “legales y democráticas”.

Cuando se asomó amenazante la posibilidad de que Bélgica aprobara la extensión de la eutanasia en los menores, los líderes cristianos, musulmanes y hebreos de ese país emitieron el 6 de noviembre de 2013 un comunicado conjunto oponiéndose a la legalización de la eutanasia para menores. “La eutanasia de las personas más frágiles es inhumana y destruye los fundamentos de nuestra sociedad”, denunciaban. “Es una negación de la dignidad de estas personas y las deja al juicio, es decir, a la arbitrariedad de quien decide”, añadían.

En la nota, difundida por la agencia Cathobel, los jefes religiosos destacaban también que están “en contra del sufrimiento físico y moral, particularmente de los niños”, pero explicaban que “proponer que los menores puedan elegir su propia muerte es una manera de falsear su facultad de juzgar y por consiguiente su libertad”. “Expresamos nuestra viva inquietud frente al riesgo de banalización creciente de una realidad tan grave”, concluían (cf. Iván de Vargas, 27 de noviembre de 2013 (Zenit.org).

Recientemente el Cardenal Caffarra, arzobispo de Bolonia, Italia, hacía esta declaración: “Quando uno Stato è disposto a sottomettere la giustizia alle preferenze dei singoli, ed entra nell’economia e nella vita matrimoniale e famigliare, non può che compiere devastazioni” (trad.: “Cuando un Estado está dispuesto a someter la justicia a las preferencias de los particulares, y entra en la economía y en la vida matrimonial y familiar, sólo puede producir devastaciones”). Palabras proféticas y aviso de advertencia para una Europa desorientada.

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