4 de diciembre de 2013

Navegando en el mar de la Fe

Autor: Michel Errecart

Tener o no tener fe no es algo irrelevante en la vida y en la existencia humana, es más bien una cuestión esencial con un enfoque a la vida eterna, pero muy especialmente para tener una vida tranquila y serena en esta tierra.

El mal más grande que le pueda pasar a una persona humana es precisamente la perdida de la Fe. El verdadero problema de nuestro tiempo es que muchas personas han perdido la fe en Jesucristo. Lo más grave es que está perdida de fe en Dios ya no es considerada una pérdida. El mundo sin una estructura de fe, no encuentra los valores propios para construir el futuro, porque se piensa solamente al propio interés y se evita el bien común. 

En la Biblia la palabra fe tiene una gran importancia. Es un don de gracia y una respuesta libre del hombre pero es un respuesta que se debe de dar con libertad. Ciertamente la fe no es un acto fácil pero el cristiano siente la necesidad de estar acompañado en este camino y de no sentirse solo sino de estar sostenido por la fe de sus hermanos.

Vivimos en una época en donde la fe no es la moda, es por ello que hoy más que nunca necesitamos de esta luz que viene de Dios. Hoy es necesaria la luz de la fe. La fe se alimenta y madura entendiéndola y bajando al conocimiento de sus contenidos.

La fe va y se transmite en primer lugar con una coherencia de la vida. El mundo moderno necesita de este testimonio y de esta coherencia para vivir la propia fe. No tengamos nunca ese miedo de ser un testimonio.

Es necesario y debemos transmitir con fuerza a las nuevas generaciones este don especialmente a la propia familia para hacerla fructificar siempre.

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