30 de marzo de 2012

Bienaventurados los que pierden un penal

Autor: José Pablo Poblete

¡Prrrrrrrrrrrrrrrrrrr! El silbato eleva su voz sobre la presencia de los espectadores anunciando la pena máxima. El partido va cero a cero y quedan cinco minutos para el final del lance.

El silencio crece, el público está de pie, las gargantas preparan el grito y el balón reposa a once metros de la portería. Suena un corto silbato, los corazones se aceleran, el jugador saca las manos de la cintura. Nadie pestañea, el portero abre los brazos, las miradas están fijas.

El delantero corre un par de metros, levanta el pie derecho, abre los brazos, impacta el balón con el empeine, el público abre la boca, la pelota va a la derecha, el portero salta, se estira, ve que no va a llegar y… fuera.

         ¡¿Qué!? Perdió el penal, se equivocó, erró y mandó lejos el balón. Simplemente, falló el penal como tantos otros que a lo largo de la vida pierden penaltis en partidos, empresas, familia y en la propia vida.

         ¡Cuánto cuesta olvidar un penal perdido! Y cuánto tardan los demás en perdonar nuestros errores, como si la naturaleza no permitiese errores en nuestros actos. ¿Será acaso que no podemos equivocarnos nunca? Muy por el contrario, en la vida se falla pero nada impide volver arriba.

Bienaventurados los que pierden un penal y saben dar la cara a su equipo, pedir perdón y seguir jugando con el mismo esfuerzo de antes.

Bienaventurados los que pierden un penal y no caen por el suelo sino que alzan los ojos y agradecen por seguir con vida para enfrentarse nuevamente al portero en el futuro.
        
Existen pocos jugadores en el mundo que después de perder un penal no hayan metido el siguiente. Pero han conseguido esta hazaña por el mérito de seguir en pie cuando el público los ofuscaba, por confiar en sí mismos cuando estaban destruidos y por subir cuando no quedaban fuerzas ni para mantenerse en pie.

Claramente caeremos mil veces durante nuestra vida, e incluso lo haremos muchas veces sobre la misma piedra. Pero no por estar cerca del suelo quiere decir que todo está terminado. Más bien es el momento ideal para volver a planear nuestra vida y lanzarnos hacia el futuro.

         Por eso es necesario incluir “Bienaventurados los que pierden un penal” dentro de nuestro existir, ya que gracias al ejemplo de esos bienaventurados cada ser humano puede levantarse y volver a tirar un penal.

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