14 de marzo de 2012

¿Dónde está tu Biblia?

Autor: Sebastián Rodríguez

         ¿Quién es Dios madre? Es la pregunta que me hicieron unos coreanos por la calle. Se trata de miembros de un nuevo grupo religioso que afirma que como existe Dios Padre, también debe existir Dios madre, como imagen femenina de Dios. Se basan en el capítulo 22 del Apocalipsis donde dice: “El Espíritu y la Novia dicen: ‘ven’ y el que oiga, diga: ‘ven’. Y el que tenga sed, que se acerque, y el que quiera, reciba gratis agua de vida” (Ap 22,17).

Me llamó la atención que para explicarme las ideas de su secta, llamada “Iglesia de Dios Sociedad Misionera Mundial”, el chico que más me hablaba iba de un lado para otro de la Biblia enseñándome varias citas subrayadas en rojo para mostrar su postura. Eso quiere decir que la tenía bien estudiada.

Sin embargo, el problema estaba en los términos, pues el “agua de la vida” efectivamente es poseer a Dios, el cielo, como me explicaba. Pero sobre lo de la Novia, que según me dijo sería Dios madre, al ser esposa del Cordero (Ap 21,9), no estaba en lo correcto, pues san Juan se refiere a la Iglesia, que nos muestra, nos enseña y nos invita con ese “ven” a ganarnos el cielo siguiendo las enseñanzas de Cristo.

         Ahora bien, ¿cuántos de nosotros estamos preparados para defender nuestra fe? Seguramente muchos hemos tenido la oportunidad de hablar con protestantes. Ellos no tienen respeto humano de hablar sobre Dios y evangelizar, ni siquiera a un sacerdote. Estudian la Biblia y muchos se saben varias citas de memoria. Si no nos cuidamos, lamentablemente es muy fácil dejarnos confundir.

         Para el católico es muy necesario conocer la Biblia. San Jerónimo decía: “desconocer la Escritura es desconocer a Cristo”. San Francisco de Asís también nos ilumina sobre el tema: “leer la Sagrada Escritura es pedir consejo a Cristo”.

         Ojalá que la Biblia no sea el libro perdido y lleno de polvo que tengamos en casa. Debe ser nuestra guía, nuestro material de apoyo, un libro de bolsillo, pues es una pieza clave para nuestra fe. Nos ayuda a conocer mejor a Cristo y sus enseñanzas. Cinco minutos de lectura diaria y, si se puede, una reflexión del Evangelio a la semana hecha en familia o con un grupo de amigos, sería una gran ayuda para conocer mejor a Jesucristo y para que no nos quedemos sin respuestas ante misioneros de otras religiones.

         Sigamos el consejo que dio el Papa Benedicto XVI el 22 de febrero de 2006: “Meditad con frecuencia la Palabra de Dios, y permitid al Espíritu Santo que sea vuestro maestro. Entonces descubriréis que los pensamientos de Dios no son los de los hombres; seréis impulsados a conocer el verdadero Dios y a leer los acontecimientos de la historia a través de sus ojos; gustaréis en plenitud la alegría que brota de la verdad”.

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