14 de diciembre de 2012

La mejor fotografía del mundo

Autor: Dalmau Rodríguez

Hace unos días se publicó un vídeo en el que una chica es arreglada para un anuncio de artículos de belleza. Primero maquillaje, en cantidades impresionantes; después, el peinado; finalmente, toman la foto y la engalanan con un programa: menos cuello, agrandan los ojos, un poco de luz, más color y… listo. Han acabado con una verdadera transformación (por lo demás totalmente falsa).

Hoy todo el mundo comparte sus fotos a través de la gran variedad de redes sociales; ¡y qué fotos! Al igual que con esta chica los programas que existen hacen mil maravillas: colocar por aquí un poco más de cabello, teñir esas canas de allá, quitar las ojeras, desaparecer las manchas de la piel, desvanecer aquellas arrugas, adelgazar un poco la figura y hasta remarcar la sonrisa…

Cuánto interés ponemos en la belleza exterior, cuánto nos preocupamos por nuestra imagen que, en  definitiva, es pasajera, tanto como el breve brillo de una chispa. Lo sabemos, sí, pero qué poco actuamos en consonancia.

Cómo nos olvidamos de embellecer esa imagen interior, eterna. ¿Por qué no colocarle más brillo a aquella virtud, resaltar esa cualidad positiva, borrar aquel vicio, desvanecer el egoísmo que me afea día a día…?

¡Cuántas oportunidades tenemos cada día para arreglar en algún detalle nuestra alma! Hoy que sabemos mucho de estética, busquemos más la interior. No olvidemos cuidar la belleza del alma, esa belleza verdadera. Después publica esa foto en la red social del cielo, de lo espiritual y, entonces sí, será la mejor fotografía de todas.

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