20 de enero de 2014

Dios es muy mal mercadólogo

Autor: Santiago Kiehnle

Yo estoy convencido de que Dios es muy mal mercadólogo. Nos pinta su camino como muy difícil y pesado: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame» (Lc 9,27). A veces parece que todo es cruz, sufrimiento, persecución, incomprensión. Algunos incluso llaman a la Iglesia la Iglesia de los no: no matarás, no robarás, no mentirás, no, no, no…

Sin embargo, detrás de todo esto lo único que hay es paz, felicidad, plenitud. Ciertamente a veces es arduo el camino. Es duro seguir a Cristo, pero vale la pena cualquier sufrimiento, cualquier dificultad, con tal de gozar del cielo.

En un primer momento podemos encontrar sacrificio, dolor, dificultad, renuncia, persecución, incomprensión. Pero al final la recompensa será infinitamente superior.

Por otra parte, la competencia directa (Satanás), nos pinta todo color de rosa. Parece que hubiera estudiado mercadotecnia y ventas en las mejores escuelas. Nos propone una vida de lujos, placer, diversión, comodidades y satisfacciones. Pero detrás de todo esto sólo hay soledad, sufrimiento, dolor, tristeza, vacío.

Nos propone la vía del mínimo esfuerzo: «disfrute hoy porque no sabe si mañana estará». Pero no nos dice que el precio será demasiado elevado. Nos encandila con todos sus encantos y nos oculta las consecuencias.

En un primer momento podemos encontrar placer, alegría, satisfacción. Pero al final sólo encontraremos la ruina. No nos dejemos llevar por las apariencias y tendamos cuidado, «porque ancha es la entrada y espacioso el camino que lleva a la perdición» (Mt 7,13).

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