15 de enero de 2014

Escucha

Autor: José Gustavo Cerros Rodríguez

No es necesario revelar esta verdad bajo secreto, ni mucho menos ofrecer pruebas irrefutables; no, no es necesario. Sin embargo, sucede que como martillo que no cesa de golpear una y otra vez hasta ver derribado lo propuesto, así toda conciencia marcha de  oscuridad en oscuridad, cuando aún no descubre su verdadera razón de ser.

En el mismo lugar donde nace el último palpitar y donde mora el deseo de eternidad, ahí escrito está, con invisible e indeleble tinta, toda razón de existir. Pocos, he de decirlo, descubren su verdadero trayecto, porque son pocos los que se atreven a escuchar.

Una sola arma es necesaria: silencio. Podrá parecer una absurda contradicción, mas de absurda no reviste nada, pues solamente en el silencio se aprende a escuchar.

Pero, ¿quién escucha lo que no se dice? ¿Y quién descubre lo que no conoce? Solamente el hombre que acepta el reto de esperar lo incomprensible a su pequeñez y que se abandona en Aquel que lo trasciende y supera desde el principio.

En el que Era y en el que Es, se sigue descubriendo toda respuesta. Es suave y dulce su voz. Escucha…

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