22 de enero de 2014

Un camino con Jesucristo, el Amor Encarnado

Autor: Celso Julio da Silva

Cada año es una puerta que se abre, es un paso más en esta carrera de la vida en la que nosotros somos protagonistas y no meros espectadores. En este año que comienza cada uno de nosotros debe enfocar lo más importante para emprender ese camino, por lo que deseo recordar el pensamiento que el papa Francisco expuso sabiamente en el Ángelus del día 6 de este mes, solemnidad de la Epifanía. Reflexionó sobre dos ideas bellísimas. La primera hablaba de un “doble movimiento”-Dios que se hizo hombre por amor a nosotros y nosotros que, a través de una “atracción reciproca” nos unimos a Dios que es amor- ; la segunda idea decía que la estrella nos precede como ocurrió con los Magos de Oriente.

Jesús ya se encarnó por nosotros. Tantas fiestas y tantos regalos quizás han ocupado nuestra atención en esta última Navidad. Dios tuvo la iniciativa, descendió del cielo y vino a compartir todas las alegrías y dolores con nosotros, excepto el pecado. Aceptó ese primero movimiento solamente por amor. En realidad, el amor es movimiento, es acción, es acto, es entrega, es locura de Dios que no guardó para sí a su Hijo Unigénito (Rm 8,32). El amor que habita los cielos, donde el tiempo y el espacio inexistentes no permiten definir con palabras humanas el movimiento amoroso de un Dios, ese Amor grande y eterno cupo en un establo frio y pobre, ese Amor cupo en la estrechez de un pesebre.


El papa subrayó que el segundo movimiento, nuestro movimiento hacia Dios, sólo puede darse por causa de una “atracción recíproca”. La primera carta de San Juan nos puede iluminar para entender esa belleza de “atracción”, un término físico, pero aquí análogamente profundo: “en esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino que Él nos ha amado primero…” (1Jn 4,10). En este nuevo año que nace nuestro deseo sea que exista desde ahora esa atracción amorosa entre Dios y cada uno de nosotros. Seguramente para Dios no fue un mar de rosas bajar a la tierra y salvarnos; sin embargo, cuando entra en juego el amor, entonces ningún movimiento es imposible, al contrario, es una necesidad del corazón.

Ahora nos preguntamos: ¿qué haremos por Dios en este 2014? De verdad, ¿estamos abiertos para dejarnos atraer por su Amor que siempre precede nuestro amor? Tal vez muchos todavía no se dejan atraer por ese Amor, por la gracia de Jesucristo, y un año nuevo es, no cabe duda, el tiempo oportuno para romper las cadenas del miedo y los egoísmos que nos atan. Acordémonos constantemente de que la salvación implica necesariamente el “doble movimiento”; el pueblo de Israel en la travesía del desierto experimentó eso para llegar a la tierra prometida. Dios hace una propuesta de amor, el hombre es quien debe responder libremente a ese amor que precede siempre.

Por último consideremos que la estrella precedía a los Magos, iba delante, era luz para el camino, era guía para llegar al destino profetizado desde hacía siglos. También 2014 es una parte de nuestro camino, un camino que nos toca caminar. La primera cosa que hacen los Magos es ver la estrella. ¿Cuál es nuestra estrella? ¿Ya la hemos visto? Claro que sí. Cristo es nuestra estrella que va delante y nos guía. Cuando cerramos los ojos del alma y no vemos, cuando pensamos que solos, sin la ayuda de Dios, podemos emprender el camino, entonces es cuando empiezan las oscuridades, los yerros, las caídas, nuestros pecados. Sin Cristo no llegamos a ningún lugar.

La estrella está siempre delante de nosotros y percibiremos que con el correr del tiempo, de los días y de las semanas, el cansancio normal de un viajero -en este camino somos viajeros-, las dificultades del camino, no serán novedades. La diferencia es clara: cuando emprendemos este camino con Jesús damos pasos seguros porque Él ilumina el camino, y cuando no caminamos con Él, entonces nos perdemos y vamos tropezando y titubeando sin rumbo. Ver la estrella, seguir la estrella, amar la estrella: solamente Jesucristo puede alumbrar la vida y el camino de cada hombre en este 2014 que apenas despunta.

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