13 de enero de 2014

El timón de tu vida

Autor: José Gustavo Cerros Rodríguez

Aumenta la velocidad. La brisa se desliza con agilidad sobre nosotros. Los segundos rebasados han dejado de ser y solamente existe este preciso momento. Golpes y adrenalina suelen ser el mejor combustible para aquellos que les gusta conducirse “por libre”, mas para “los prisioneros” de la fe será el amor y la providencia.

¿Vale la pena preguntarse alguna vez en la vida hacia dónde voy? Creo que sí, porque ir sin dirección es igual que ir a ningún sitio.  En esta vida dejarse llevar hacia donde sopla el viento es exactamente lo mismo que encadenarse a la perdición y al sin sentido de la vida. En fin, conducirse por libre creyendo que es la mejor opción, es tristemente la fórmula de vida que muchos optan por perder de vista su Ideal.

Sin embargo, aquellos que prefieren ser “prisioneros de la fe” optan por compartir el timón de su vida con un experto,  porque comprenden que existirán ocasiones oscuras en dónde probablemente se perderá la visión del camino, pero que aun así se debe seguir avanzando.

Y es ahí, en ese momento, en donde Dios anhela ocupar el puesto de piloto, para que en nuestra desorientación y en nuestra aparente soledad nos demos cuenta de que Él solamente desea  llevarnos a un lugar seguro. No quiere quitarnos protagonismo, al contrario, quiere darnos una mayor “gloria” en su Nombre.

La realidad es que los adversarios son feroces; ya que el tiempo no detiene su andar y el camino por forjar se debe seguir haciendo, sin importar se esté listo o no. Sin embargo nuestra misión como pilotos es a fin de cuentas, saber compartir con Dios la vida que Él nos ha regalado y en cada nuevo amanecer abandonarnos con fe a la perfecta Providencia.

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