5 de abril de 2012

¿Qué tengo yo que mi amistad procuras?

Autor: Camilo José Londoño

¿Qué tengo yo, que mi amistad procuras? 

Así comienza uno de sus sonetos Lope de Vega, poema que describe la realidad del amor Cristo y el corazón a veces insensible de tantos hombres.

Soneto que nos puede iluminar para ver con mayor claridad momentos como la última cena, que descrita con tanto detalle por San Juan puede hacernos perder el significado esencial; gestos como reunirse a celebrar la pascua, lavar los pies e incluso quedarse en la Eucaristía, sólo quieren fortalecer lo esencial: Dios quiere ser nuestro Amigo (“no hay amor más grande que el de aquel que da la vida por sus amigos” Jn. 15, 12-17).

¿Qué tengo yo, que mi amistad procuras?
¿Qué interés se te sigue, Jesús mío,
que a mi puerta, cubierto de rocío,
pasas las noches del invierno oscuras?

¡Oh, cuánto fueron mis entrañas duras,
pues no te abrí! ¡Qué extraño desvarío,
si de mi ingratitud el hielo frío
secó las llagas de tus plantas puras!

¡Cuántas veces el ángel me decía:
«Alma, asómate ahora a la ventana,
verás con cuánto amor llamar porfía»!

¡Y cuántas, hermosura soberana,
«Mañana le abriremos», respondía,
para lo mismo responder mañana!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias por la poesia. Hace falta recordar estos versos para entrar un poco en el misterio de Dios. Saludos y hasta pronto, si Dios quiere.