Autor: Fernando Pascual
Con frecuencia se producen consecuencias dañinas del aborto.
Además de posibles daños físicos en la madre, existen secuelas en su corazón,
entre las que no faltan depresiones y tristezas profundas tras una decisión
muchas veces envuelta en un contexto dramático.
Pero la consecuencia más grave de todo aborto provocado
radica en la eliminación de la vida de un ser humano indefenso, de un hijo en
las primeras etapas de su desarrollo.
Alguno dirá que lo mejor para ese hijo era precisamente no nacer. ¿Cómo habría sido su existencia si hubiera seguido adelante en situaciones de pobreza, o de falta de cariño, o de tensiones en su madre y en quienes la rodean?