Autor: Fernando Pascual
La ética inicia allí donde se reconoce que no
todos los deseos son buenos, cuando descubrimos que hace falta discernir entre
deseos buenos y deseos malos. Así de fácil y así de difícil...
En la familia la ética se vive de modo
espontáneo. Los padres observan al hijo pequeño y lo apartan del fuego, de un
insecto peligroso, de esa manía que le hace pasar cualquier cosa extraña por la
boca.
El niño, espontáneamente, tiende a probarlo
todo, a realizar movimientos peligrosos. Los padres buscan orientar los actos
del hijo para que se aparte de aquello que puede dañarle, para que empiece a
habituarse a escoger comportamientos saludables y, más en profundidad,
generosos y buenos.