Autor: Luis Alfonso Orozco
El senado belga no dejó terminar el año sin aprobar antes, por vía “democrática”, la extensión de la práctica de la eutanasia para los menores de edad. Con este acto se asiste con asombro al auto-suicidio público de una nación que otrora fuera modelo de valores cristianos. Vitrina de una Europa que envejece a pasos agigantados, que juega a los burócratas instalados en Bruselas con dispendio de sumas enormes, Bélgica está renunciando a construirse el futuro y por ende elimina a los seres más débiles y desprotegidos: los niños y los ancianos. Mientras sigue en curso la lenta invasión demográfica procedente de África y de Asia.
Hace unos años Benedicto XVI denunciaba ese extraño “odio” de Europa consigo misma y su falta de esperanza, que la lleva al auto-suicidio por canales que se dicen democráticos, porque la aprobación y aplicación del aborto y la eutanasia es el revestimiento legal de prácticas bárbaras e irracionales. La eutanasia en Europa está legalizada en Luxemburgo, Suiza, Bélgica y Holanda, donde el número de solicitudes de eutanasia y suicidio asistido aumentó un 13% el 2012.